Iván Prado Sejas
Estaba el Aleph del Borges con el Alejo tomando aloja en la chichería de doña
Encarna. Los dos estaban más que chispeados. Dos machu jarras de bebida habían terminado y se estaban bailando los
dos, bien siempre. Don Josefino tocaba en su charanguito los huayñitos del Norte
Potosí. Al otro rato, en un rinconcito se encontraba el Tata Borges,
escribiendo no sé quicosas. Mey acercado para darle su chichita. Él me ha
mirado cómo a no sé quien. “Tú eres mi personaje”, me ha dicho. “Jajayllas” mey reído, y él también se ha
reído conmigo. Hey mirado su cuaderno y allá estaba escrito:
Uno de los pilares de la fundamentación mayéutica es
el alarde de conocimiento que hicieron los griegos ante los troyanos, pensando
que jamás serían vencidos. Se sentían inexpugnables. Hoy en día, existen grupos
humanos que se asemejan a los griegos y se consideran dueños del conocimiento y
del destino humano. Sin embargo, el espejismo de la omnipotencia los engaña y
no adivinan ni de lejos que El Caballo de Troya venció a los griegos…
Así, pues estaba
escrito. Él se ha carcajeado nomás viendo mi cara de asombro. Yo en mis adentros
decía: “¿Qué nomás estará diciendo este k´ara
ulinchu? Ichapis noqata qawariwanman
nirikuni ukhuypeqa”.
Se han quedado
hasta más de la media noche los dos borrachines. Yo le estaba ayudando a vender
chicha a doña Encarna que me decía que me quedara en su casa hasta que los
borrachos se fueran.
El Tata Borges de
vez en cuando charlaba con el Alejo. Le contaba de todo. Yo le miraba al Tata
que tenía cara de gaucho, de esos que viven en Buenos Aires. Yo no le veía tan viejo.
Solo doña Encarna me decía a cada rato “el Tata”, “el Tata”, para que le dé chicha…; pero, parece que no quería que
le mire al gaucho como a un hombre. Yo no le hice caso. Cuando le miraba bien a
su cara, el Borges no me parecía viejo. Parecía cincuentón. Además, su amigo le
decía, “¡ché, gaucho!, tú nunca vas a envejecer. Tu obra va a durar miles de
años”. Así le decía, pero mil años ya es una exageración, ¿qué va a vivir el Borges
mil años? “Burlachu, chansachu”, me
decía en mis adentros.
Ya era la una de
la mañana y los dos no se iban. “¡Ay wawitay!,
cómo te vas a ir sola a tu casa, la carreta va aparecer y el supay te va a
llevar”, me decía doña Encarna. Yo he hecho de cuenta que no ley escuchado. Yo
quería que me acompañe el Tata a mi casa. Hace ratito me ha preguntado si soy
casada. Ley dicho que mi marido me ha dejado y que se ha ido con una birlocha.
Él me ha lanzado una mirada fija, como un puñal siempre. Mi corazón ha hecho t´ukun, t´ukun. Parece que nos hemos
flechado. “Munakuy rikhuririmun ukhuypi”.
Ahora estoy
viendo lo que ha escrito el Tata Borges:
La física cuántica acompaña al verso, y el escritor,
cuando escribe una obra, quiere que la misma haga parte de la red cuántica. Él
desea que su trabajo llegue a todos. Ese “todos” puede involucrar dos, tres,
cien, mil, millones de lectores que harán que su obra perviva en la eternidad,
grabada en el registro akashico. El lector podrá acudir al registro en
cualquier momento y la obra estará ahí, disponible hasta que el Universo, fruto
de la Gran Implosión, vuelva a ser el átomo primordial.
Mey preguntado
que estará queriendo decir este wiraqocha.
Al rato, me ha venido a mi cabeza lo que me dijo mi abuelo Eustaquio: “Los
escritores son unos locos, viven de forma continua en otra dimensión”. Pero
este loquito me estaba gustando.
Nadies se ha
dado cuenta que mey ido con el Tata esa noche a su alojamiento. Después del
gustito, él me ha traído a mi casa al amanecer. Nadies siempre se ha dado
cuenta. A las cinco de la mañana estaba yo en mi cama. Mis dos hijos pequeños estaban
durmiendo y mi mamá también.
Hemos tomado el
desayuno y mis hijos se han ido a la escuela. Mi mamá nomás está aquí. Yo ley
quitado sus hojas al gaucho. Debe estar loco buscando. Al principio parecía que
no quería hacer el amor conmigo. Solo estaba mirando sus hojas escritas, hasta
que ley quitado. Así, él se ha dado cuenta que debería ser mi macho en ese
momento. Ojala no haya sustito después del gustito. Bien siempre le hemos
pasado.
Acá está otro de
sus escritos, y dice:
La boludez de los hombres no se mide por el tamaño
de sus testículos, sino por el tamaño de su cerebro reptiliano. Los psicópatas
tienen un cerebro reptiliano mucho más desarrollado que el resto. Y por esto su
conducta primitiva es sobredimensionada. Solo actúan bajo el influjo de sus
instintos. El contacto con el neocortex está limitado a los aspectos más
concretos. No existe en los psicópatas la comprensión, el razonamiento
abstracto y mucho menos el amor. Y por esto, duerme en el psicópata un salvaje
que se despierta cada vez que se presenta la ocasión. En esta etapa negra que
pasa la humanidad, los psicópatas están con la izquierda y con la derecha. Son
como hormigas marabuntas que destruyen todo a su paso. A veces de forma directa
y en ocasiones de manera sutil.
¡Ah!, el Tata
está hablando de los k´arachupas que devastan
todo en su camino. Mi marido era un k´arachupa.
Me ha hecho creer que nos iba a mantener a mí y a mis hijos. Y el rato menos
pensado me ha dejado. Cuando se mareaba me pegaba de todo y de nada. Alzaba
cuchillos y me hacía heridas.
Me decía que me iba a degollar. Yo le aguantaba por mis hijos. Pero un día de
esos me enojé tanto que le rompí la cabeza con una plancha. Juraymanpis, desde ese día no me ha
tocado más. Pero, el desgraciado se ha vengado y se ha metido con la birlocha de la Juana. A esta birlocha ley conocido desde que era
jovencita. Ella era chola como su mamá y sus tías. Pero de un día a otro se ha
puesto vestido de chota y ha aparecido como una señorita. Todos se han reído de
ella. Y por eso, siempre le hemos dicho que es una birlocha. La desgraciada le
miraba siempre a mi marido. Una vez les hey agarrado bien abrazaditos a los
dos. A mi marido y a la birlocha. Ley agarrado de sus cabellos a la imilla y contra la pared ley sonado. A mi marido también ley dado unos saqmasus. Aquella vez ya debería haberme
separado, pero por mis hijos estuve unos años más con él, hasta que se escapó
con la birlocha y nos ha dejado.
Acá está otra
hoja del Tata que dice:
Cactus cósmico incluido en la lontananza de la mente
del espíritu. Ajeno a los problemas humanos, el espíritu camina por el éter, a
veces con pisada fuerte, a veces flotando como un ángel. Miles de espíritus
están reunidos alrededor de la galaxia Andrómeda y conjeturan sobre el
matrimonio cósmico con nuestra propia galaxia. Cientos de coros angelicales
reverberan con su voz en el intento de fijar la fecha exacta de estas nupcias.
Monedas titilan en el espacio de la materia densa y el espíritu espera la edad
de la sutilización para salir del carbón y representar al cristal más puro del
Universo.
“Jajayllas” diciendo
mey reído. “¿Qué estará queriendo decir este gauchito?” mey dicho en mis
adentros. Poeta es, me han dicho, pero no veo poesía todavía en su hojitas.
Aquí está…, aquí
está:
Moribundo
se encuentra mi corazón
apartado
del tuyo
por
miles de hiperbarreras sociales.
En
el transcurso de la vida de Cronos
nadie
más se fijará en mí
como
tú lo hiciste.
Ando
desesperado por tu presencia,
mi
corazón te pertenece,
Claudina,
mujer fatal…
Bien siempre se ha poetizado este
pibe-poeta a quien las birlochas le desean en Tarata. Pero mío va a ser. Nadie
más lo va a tocar, ni nadie más lo va a mirar. Sus ojos son bien lindos, medio khosilos son. Y su boca quisiera besar
por siempre. ¡Uy!, me parece que me estoy enamorando mucho de este pibe. Mejor
no pensaré ni sentiré.
Habían pasado
tres días y no ley visto al Borges. Parece que la tierra se lo hubiera tragado.
Hey preguntado a los vecinos, a sus masis
tarateños, y nada siempre. No ley encontrado por ningún lugar. Entonces,
medio t´uku nomás he ido a leer sus
escritos.
Aquí está uno y
dice:
Vamos mujer, brinca y juguetea. La vida es una
pócima de felicidad y no hay tristeza que valga. Si viene un extraterreste te
dirá que no estés triste porque en el cosmos no cabe la tristeza. Otro
extraplanetario te mirará a los ojos y querrá enamorarte para que con tu océano
de amor inundes la galaxia. Pero soy yo el que te mira. El que penetra en ti y
siente el placer más profundo que cualquier habitante de este Universo pueda
sentir. Yo te amo y mi amor no es de este planeta; por eso, todas las
humanoides están celosas, porque solo te amo a ti…
Así pues, este
Borges me ha convertido en una k´oñirisqa
y ha despertado en mí el fuego de la sexualidad. Cuando me ha abrazado y me
ha dicho que soy su par para siempre, mey sentido la mujer más feliz. Ahora que
él ha desaparecido, las lágrimas caen de mis ojos. Estoy muy triste.
Eran tres noches
que habíamos pasado juntos y parecía que nos conocíamos desde siempre. Cuando
le pregunté si se iba a quedar aquí,
me dijo que la literatura argentina le esperaba. Yo le dije que ninguna
desgraciada me lo iba a quitar de mi lado. Él se ha reído a carcajadas y me ha
dicho:
Aquel hombre que haga el amor contigo, habrá hecho
el amor con la mismísima Qhoya, amante del Inka. Aquel hombre
que te ame recibirá en compensación la frescura del rocío que inunda y penetra
en el último rincón de la piel. Un volcán de pasiones ha hecho erupción en mí…
El Borges me ha
amado como a ninguna otra chola, como a ninguna otra mujer. He sido única para
él. He sido su Claudina...
Así pues, mey
despertado bien tempranito, con el loco Borges me había juntuchado. Mi hija me
ha dicho, “mami parece que te has dormido mal, con pesadillas te has
despertado. Anoche ruidos nomás has hecho”.
Iván Prado Sejas nació en Tarata, Cochabamba, Bolivia. Es psicólogo, formado en la Universidad de Brasilia, Brasil. Ha obtenido un Máster en Dirección y Administración de Empresas en la Universidad Privada Boliviana, es psicoterapeuta gestáltico, especialista en gerencia de Recursos Humanos y en Proyectos e-Learning, además de escritor y poeta. Ha publicado novelas, cuentos y poesía entre los que pueden destacarse Inka Kutimunña (1998), Las amazonas, poder y gloria (2006), El crepúsculo en la noche de los tiempos (2008), Los Sueños del Padre (2009), Cuentos en dos minutos (2009), Samay Pata: al rescate de los selenitas (2012), Hananpacha (2014). Ha compilado varias antologías entre las que se destacan De imposibilidades posibles, I antología del cuento maravilloso en Bolivia, en coautoría con Gonzalo Montero Lara (2013); Las remotas edades, I antología de ciencia ficción Boliviana, en coautoría con Miguel Esquirol (2014); Sueños y encanto, cuentos y relatos de Tarata, también en coautoría con Gonzalo Montero Lara (2014) y I antología de literatura fantástica neoindigenista, en coautoría con Willy Oscar Muñoz (2018). Es coordinador del Blog de Ciencia Ficción y Fantasía en Bolivia y presidente del Pen Bolivia, filial Cochabamba.