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miércoles, 15 de mayo de 2024

BORGES EN TARATA

Iván Prado Sejas

 

Estaba el Aleph del Borges con el Alejo tomando aloja en la chichería de doña Encarna. Los dos estaban más que chispeados. Dos machu jarras de bebida habían terminado y se estaban bailando los dos, bien siempre. Don Josefino tocaba en su charanguito los huayñitos del Norte Potosí. Al otro rato, en un rinconcito se encontraba el Tata Borges, escribiendo no sé quicosas. Mey acercado para darle su chichita. Él me ha mirado cómo a no sé quien. “Tú eres mi personaje”, me ha dicho. “Jajayllas” mey reído, y él también se ha reído conmigo. Hey mirado su cuaderno y allá estaba escrito:

Uno de los pilares de la fundamentación mayéutica es el alarde de conocimiento que hicieron los griegos ante los troyanos, pensando que jamás serían vencidos. Se sentían inexpugnables. Hoy en día, existen grupos humanos que se asemejan a los griegos y se consideran dueños del conocimiento y del destino humano. Sin embargo, el espejismo de la omnipotencia los engaña y no adivinan ni de lejos que El Caballo de Troya venció a los griegos…

Así, pues estaba escrito. Él se ha carcajeado nomás viendo mi cara de asombro. Yo en mis adentros decía: “¿Qué nomás estará diciendo este k´ara ulinchu? Ichapis noqata qawariwanman nirikuni ukhuypeqa”.

Se han quedado hasta más de la media noche los dos borrachines. Yo le estaba ayudando a vender chicha a doña Encarna que me decía que me quedara en su casa hasta que los borrachos se fueran.

El Tata Borges de vez en cuando charlaba con el Alejo. Le contaba de todo. Yo le miraba al Tata que tenía cara de gaucho, de esos que viven en Buenos Aires. Yo no le veía tan viejo. Solo doña Encarna me decía a cada rato “el Tata”, “el Tata”, para que le dé chicha…; pero, parece que no quería que le mire al gaucho como a un hombre. Yo no le hice caso. Cuando le miraba bien a su cara, el Borges no me parecía viejo. Parecía cincuentón. Además, su amigo le decía, “¡ché, gaucho!, tú nunca vas a envejecer. Tu obra va a durar miles de años”. Así le decía, pero mil años ya es una exageración, ¿qué va a vivir el Borges mil años? “Burlachu, chansachu”, me decía en mis adentros.

Ya era la una de la mañana y los dos no se iban. “¡Ay wawitay!, cómo te vas a ir sola a tu casa, la carreta va aparecer y el supay te va a llevar”, me decía doña Encarna. Yo he hecho de cuenta que no ley escuchado. Yo quería que me acompañe el Tata a mi casa. Hace ratito me ha preguntado si soy casada. Ley dicho que mi marido me ha dejado y que se ha ido con una birlocha. Él me ha lanzado una mirada fija, como un puñal siempre. Mi corazón ha hecho t´ukun, t´ukun. Parece que nos hemos flechado. “Munakuy rikhuririmun ukhuypi”.

Ahora estoy viendo lo que ha escrito el Tata Borges:

La física cuántica acompaña al verso, y el escritor, cuando escribe una obra, quiere que la misma haga parte de la red cuántica. Él desea que su trabajo llegue a todos. Ese “todos” puede involucrar dos, tres, cien, mil, millones de lectores que harán que su obra perviva en la eternidad, grabada en el registro akashico. El lector podrá acudir al registro en cualquier momento y la obra estará ahí, disponible hasta que el Universo, fruto de la Gran Implosión, vuelva a ser el átomo primordial.

Mey preguntado que estará queriendo decir este wiraqocha. Al rato, me ha venido a mi cabeza lo que me dijo mi abuelo Eustaquio: “Los escritores son unos locos, viven de forma continua en otra dimensión”. Pero este loquito me estaba gustando.

Nadies se ha dado cuenta que mey ido con el Tata esa noche a su alojamiento. Después del gustito, él me ha traído a mi casa al amanecer. Nadies siempre se ha dado cuenta. A las cinco de la mañana estaba yo en mi cama. Mis dos hijos pequeños estaban durmiendo y mi mamá también.

Hemos tomado el desayuno y mis hijos se han ido a la escuela. Mi mamá nomás está aquí. Yo ley quitado sus hojas al gaucho. Debe estar loco buscando. Al principio parecía que no quería hacer el amor conmigo. Solo estaba mirando sus hojas escritas, hasta que ley quitado. Así, él se ha dado cuenta que debería ser mi macho en ese momento. Ojala no haya sustito después del gustito. Bien siempre le hemos pasado.

Acá está otro de sus escritos, y dice:

La boludez de los hombres no se mide por el tamaño de sus testículos, sino por el tamaño de su cerebro reptiliano. Los psicópatas tienen un cerebro reptiliano mucho más desarrollado que el resto. Y por esto su conducta primitiva es sobredimensionada. Solo actúan bajo el influjo de sus instintos. El contacto con el neocortex está limitado a los aspectos más concretos. No existe en los psicópatas la comprensión, el razonamiento abstracto y mucho menos el amor. Y por esto, duerme en el psicópata un salvaje que se despierta cada vez que se presenta la ocasión. En esta etapa negra que pasa la humanidad, los psicópatas están con la izquierda y con la derecha. Son como hormigas marabuntas que destruyen todo a su paso. A veces de forma directa y en ocasiones de manera sutil.

¡Ah!, el Tata está hablando de los k´arachupas que devastan todo en su camino. Mi marido era un k´arachupa. Me ha hecho creer que nos iba a mantener a mí y a mis hijos. Y el rato menos pensado me ha dejado. Cuando se mareaba me pegaba de todo y de nada. Alzaba cuchillos y me hacía heridas. Me decía que me iba a degollar. Yo le aguantaba por mis hijos. Pero un día de esos me enojé tanto que le rompí la cabeza con una plancha. Juraymanpis, desde ese día no me ha tocado más. Pero, el desgraciado se ha vengado y se ha metido con la birlocha de la Juana. A esta birlocha ley conocido desde que era jovencita. Ella era chola como su mamá y sus tías. Pero de un día a otro se ha puesto vestido de chota y ha aparecido como una señorita. Todos se han reído de ella. Y por eso, siempre le hemos dicho que es una birlocha. La desgraciada le miraba siempre a mi marido. Una vez les hey agarrado bien abrazaditos a los dos. A mi marido y a la birlocha. Ley agarrado de sus cabellos a la imilla y contra la pared ley sonado. A mi marido también ley dado unos saqmasus. Aquella vez ya debería haberme separado, pero por mis hijos estuve unos años más con él, hasta que se escapó con la birlocha y nos ha dejado.

Acá está otra hoja del Tata que dice:

Cactus cósmico incluido en la lontananza de la mente del espíritu. Ajeno a los problemas humanos, el espíritu camina por el éter, a veces con pisada fuerte, a veces flotando como un ángel. Miles de espíritus están reunidos alrededor de la galaxia Andrómeda y conjeturan sobre el matrimonio cósmico con nuestra propia galaxia. Cientos de coros angelicales reverberan con su voz en el intento de fijar la fecha exacta de estas nupcias. Monedas titilan en el espacio de la materia densa y el espíritu espera la edad de la sutilización para salir del carbón y representar al cristal más puro del Universo.

“Jajayllas” diciendo mey reído. “¿Qué estará queriendo decir este gauchito?” mey dicho en mis adentros. Poeta es, me han dicho, pero no veo poesía todavía en su hojitas.

Aquí está…, aquí está:

Moribundo se encuentra mi corazón

apartado del tuyo

por miles de hiperbarreras sociales.

En el transcurso de la vida de Cronos

nadie más se fijará en mí

como tú lo hiciste.

Ando desesperado por tu presencia,

mi corazón te pertenece,

Claudina, mujer fatal…

 

Bien siempre se ha poetizado este pibe-poeta a quien las birlochas le desean en Tarata. Pero mío va a ser. Nadie más lo va a tocar, ni nadie más lo va a mirar. Sus ojos son bien lindos, medio khosilos son. Y su boca quisiera besar por siempre. ¡Uy!, me parece que me estoy enamorando mucho de este pibe. Mejor no pensaré ni sentiré.

Habían pasado tres días y no ley visto al Borges. Parece que la tierra se lo hubiera tragado. Hey preguntado a los vecinos, a sus masis tarateños, y nada siempre. No ley encontrado por ningún lugar. Entonces, medio t´uku nomás he ido a leer sus escritos.

Aquí está uno y dice:

Vamos mujer, brinca y juguetea. La vida es una pócima de felicidad y no hay tristeza que valga. Si viene un extraterreste te dirá que no estés triste porque en el cosmos no cabe la tristeza. Otro extraplanetario te mirará a los ojos y querrá enamorarte para que con tu océano de amor inundes la galaxia. Pero soy yo el que te mira. El que penetra en ti y siente el placer más profundo que cualquier habitante de este Universo pueda sentir. Yo te amo y mi amor no es de este planeta; por eso, todas las humanoides están celosas, porque solo te amo a ti…

Así pues, este Borges me ha convertido en una k´oñirisqa y ha despertado en mí el fuego de la sexualidad. Cuando me ha abrazado y me ha dicho que soy su par para siempre, mey sentido la mujer más feliz. Ahora que él ha desaparecido, las lágrimas caen de mis ojos. Estoy muy triste.

Eran tres noches que habíamos pasado juntos y parecía que nos conocíamos desde siempre. Cuando le pregunté si se iba a quedar aquí, me dijo que la literatura argentina le esperaba. Yo le dije que ninguna desgraciada me lo iba a quitar de mi lado. Él se ha reído a carcajadas y me ha dicho:

Aquel hombre que haga el amor contigo, habrá hecho el amor con la mismísima Qhoya, amante del Inka. Aquel hombre que te ame recibirá en compensación la frescura del rocío que inunda y penetra en el último rincón de la piel. Un volcán de pasiones ha hecho erupción en mí…

El Borges me ha amado como a ninguna otra chola, como a ninguna otra mujer. He sido única para él. He sido su Claudina...

Así pues, mey despertado bien tempranito, con el loco Borges me había juntuchado. Mi hija me ha dicho, “mami parece que te has dormido mal, con pesadillas te has despertado. Anoche ruidos nomás has hecho”.


Iván Prado Sejas nació en Tarata, Cochabamba, Bolivia. Es psicólogo, formado en la Universidad de Brasilia, Brasil. Ha obtenido un Máster en Dirección y Administración de Empresas en la Universidad Privada Boliviana, es psicoterapeuta gestáltico, especialista en gerencia de Recursos Humanos y en Proyectos e-Learning, además de escritor y poeta. Ha publicado novelas, cuentos y poesía entre los que pueden destacarse Inka Kutimunña (1998), Las amazonas, poder y gloria (2006), El crepúsculo en la noche de los tiempos (2008), Los Sueños del Padre (2009), Cuentos en dos minutos (2009), Samay Pata: al rescate de los selenitas (2012), Hananpacha (2014). Ha compilado varias antologías entre las que se destacan De imposibilidades posibles, I antología del cuento maravilloso en Bolivia, en coautoría con Gonzalo Montero Lara (2013); Las remotas edades, I antología de ciencia ficción Boliviana, en coautoría con Miguel Esquirol (2014); Sueños y encanto, cuentos y relatos de Tarata, también en coautoría con Gonzalo Montero Lara (2014) y I antología de literatura fantástica neoindigenista, en coautoría con Willy Oscar Muñoz (2018). Es coordinador del Blog de Ciencia Ficción y Fantasía en Bolivia y presidente del Pen Bolivia, filial Cochabamba.

 

 

 

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