miércoles, 24 de abril de 2024

DIGNO DE TU ARROGANCIA

 Relja Antonić

 

Era el verano de 1940. El año de la guerra en el mundo exterior y del tumulto interminable en el interior. Aislado en mi rincón del planeta, pero no del todo seguro, exploraba un nuevo concepto literario con mi misterioso amigo, un joven y audaz arqueólogo, filósofo, explorador de los mundos físicos y metafísicos por igual, a quien nunca volví a ver después de la guerra y las Rattenlinen, las rutas de escape los nazis, ya que desapareció durante el transcurso de cierta expedición. A veces, cuando estoy en gran peligro o dolor, o cuando sueño, puedo recordar su nombre completo y, aunque cada vez menos, a medida que pasa el tiempo y la guerra se aleja, logro recordar la forma de su rostro (pero no el color de sus ojos) y sus iniciales que, extrañamente, no son A, B y C, sino A, B y luego K. Y para no olvidarlo por completo y todo en lo que trabajamos, intentaré plasmar al menos una breve historia subjetiva de estos extraños acontecimientos.

A. B. K. era un hombre orgulloso. Un tipo que lo sabía todo, un poco condescendiente y bien versado tanto en los significados místicos como en los simbólicos de los artefactos que había descubierto. Adinerado, era dueño de la biblioteca privada más grande de la época. Su mente aventurera, pero problemática, solía abismarse a menudo en los tomos que Poe y Lovecraft habían llamado "el saber prohibido". Presumo que esa biblioteca tenía algo que ver con su desaparición, tal vez con su descenso a las aguas del Leteo, ya que después de la conmoción, todo su preciado trabajo y su estatus social fueron olvidados. Y él mismo, siendo como era, admitía no haber leído ni siquiera el diez por ciento de sus libros. Dicho esto, es comprensible que llegáramos a la decisión de usar su colección privada para nuestra investigación.

Aún éramos vigorosos y estábamos decididos a exponer y dilatar las "Metamorfosis" de Ovidio en sus contextos históricos, metafísicos y psicológicos. Así que dividimos nuestra investigación, y me asignaron ocuparme de Kafka, C. G. Jung e incluso hacer un poco de análisis freudiano. Y la parte de K consistía en (re)leer, reescribir y comprender todo el "saber olvidado". Ambos estudiamos las obras de Ovidio, codo a codo cuando A. B. empezó a sentirse mal; tenía la sensación de que lo observaban y perseguían, pensaba que alguien iba a robar nuestro trabajo, y empezó a vivir con el temor constante de ser despojado de su dinero y artefactos arqueológicos y, más importante aún, de sus libros. Aunque era yo quien estudiaba La metamorfosis de Kafka y todas las cartas personales que penetraban profundamente en las propias inseguridades del escritor, mientras trataba de discernir el otro lado de la moneda y percibir el contexto simbólico y no alegórico de sus obras, fui yo de nuevo, y no A. B. K., quien, en una calurosa noche de verano del 29 de febrero de 1940, encontró, junto a esos dos tomos, un antiguo texto, una extraña impresión temprana de Johannes Gensfleich zur Ladem zum Gutenberg, marcado como 'maldito' y probablemente nunca leído ni vendido, nunca reimpreso y olvidado para siempre. Se titulaba Hubris y dignidad: la tragedia del tejido del antiguo mundo de Agartha; era post-decadente, y aunque era bastante similar a la obra de Ovidio, también recordaba a La dama de Shalott, de Lord Tennyson, y estaba escrito en forma de diario personal. También era bastante brece, aunque tal vez lo suficientemente extenso como para un tubo de doble pergamino de la biblioteca de Alejandría. Intentaré traducirlo al castellano, y ponerlo en contexto aquí, a pesar de que los 'agarthianos' (o los verdaderos autores del Lejano Oriente, en períodos mucho más tardíos) obviamente habían cultivado un estilo y conceptos bastante diferentes en ese momento, por lo que la traducción alemana (y tal vez incluso helénica anterior) tiene algunos problemas menores. Utilizaré el nombre de la protagonista tal como fue nombrado posteriormente en el mundo occidental, sin incluir la nota al pie del nombre impronunciable que Gutenberg le había dado (o probablemente había tomado de la transcripción griega). La historia cuenta algo así.

 

Se ha vuelto bastante obvio que nuestra Agartha, el mundo de la Infinitud Interior, a veces se filtra en su reino. Es un hecho científico bien conocido: nuestras historias y tejidos a veces abstractos y siempre idealistas subjetivamente dan forma a su realidad y su historia. Y ten en cuenta, oh lector de tramas, que las consecuencias de todas nuestras acciones triviales en el mundo Interior, el mundo de las ideas, también dan forma al mundo de las Tierras Exteriores. Condenada a tejer mis historias para siempre, a remodelar y contar de nuevo, a hacer mis tapices gruesos y velos más finos que las sombras, casi nunca salgo de mi castillo real. Y nunca vendo ninguno. Ya no. Así que, muchos tejidos cubren cada centímetro de mi hogar, sin vender, sin usar, ni siquiera aceptados como regalos reales por otros gobernantes, sino devueltos al remitente. "Intentas enredarnos en tus historias sin valor", me dicen. Pero yo tejo todo lo que veo, cambio todo lo que quiero. Mis tapices cuentan las mayores sagas del mundo. Y siempre he sido orgullosa. Pero, ¡oh! ¡También debemos tener cuidado con los hechos de las ciencias alquímicas! Los dioses castigan la arrogancia y recompensan el valor por su valía, a menos que ese valor sea mejor que sus propias obras. Así que llegó el momento, y ya no pude salir nunca más, solo hacer mi noble trabajo, y nunca descansar, sino continuar viendo y representando todo, hoy en día incluso sin parpadear. Con cada uso posible de mi memoria perfecta, nunca puedo mantener la reproducción de todas las ocurrencias que veo y todos los cambios que mi perfecta imaginación les otorga, pero nunca dejo de hacerlo, y como nunca olvido lo que veo o lo que sueño-tejo, realmente no me importa cuán tarde vaya con mi tejido con el telar y las manos. Los dioses y diosas también juzgan a todos los demás a quienes no les agradan. Porque se sabe que una vez fueron simios, a partir de los hombres primeros indignos y perezosos. Hicieron comadrejas a partir de bastardos astutos, reptiles arrastrándose a partir de personas aún peores, y luego... los dioses enloquecieron de poder, diría yo. Todas las especies no humanas se han dispersado por la Infinitud Interior desde entonces. Los impuros. Los limpios, pero tontos. Todos ellos fueron una vez humanos. El mundo gira sobre sí mismo, y el Núcleo Interior parpadea suavemente. Alguien también gira, en algo más. Nuevamente, día tras día. Las calles se infestan de ratas y ratones, los bosques engendran alimañas afortunadas con patas mágicas y horribles orejas alargadas. Enormes bestias sedientas de sangre vagan por las tierras interiores. Quizás algunas de ellas también deambulan por el pequeño Universo Exterior. Porque nuestras sombras han estado filtrándose allí, y probablemente lo harán para siempre. Escucho a las cucarachas gorjear y silbar. El castillo está infestado de insectos. Siempre comiendo, chasqueando sus mandíbulas, nunca produciendo, nunca dando. ¡Oh, qué sonido tan horripilante hacen! Cuando tengo hambre, atrapo y drenó a algunas de ellas, pero siempre mirando a mi alrededor, sin parpadear. Siempre tejiendo lo que veo, incluso la escena de esa vileza. Siempre cambiando las historias, pero sin azucararlas. Y un día, llega el heraldo, llevando un pergamino. Se lo da a mi enviado. El pergamino dice: "Hágase saber que, por veredicto del Alto Consejo, la princesa Aracne será permutada y desviada en la Madre de las Arañas Tejedoras, y todos los demás miembros de su corte que aún no hayan sido convertidos, en arañas excavadoras. Que también se sepa que nos ha ofendido enormemente. Así ella y los humanos restantes de su Casa serán metamorfoseados en este nuevo y vil tipo de criatura. A ella le corresponde tejer para siempre y nunca parpadear, siempre hambrienta y necesitada. Ellos deberán excavar en sus hoyos lastimosos. Y, que se sepa: ¡como en el Interior, así en el Exterior! Así habló el Alto Consejo."

Sé que los animales inhumanos dejan de pensar poco después de la Transformación. Puede que no tenga muchas oportunidades de contar mi última historia, tal vez justo ahora, mientras mi mente aún está fresca, porque no sé si mis velos y tapices serán legibles en el futuro, incluso si fuera subconscientemente capaz de producirlos. Así que trato de conjurar algún tipo esquelético de memoria de mi tejido infinito, apartándolo de todo lo demás en este caótico revoltijo de conocimientos. ¡Quizás algún día alguien reescriba lo que ha visto en este tapiz y difunda la palabra!

 

No recuerdo si alguna vez le mostré este documento a A. B. K. Quizás sí, y tal vez lo robé y lo escondí. Simplemente no lo sé. Recuerdo vagamente que continuamos nuestra investigación durante los años de la guerra exterior, y que él desapareció después, antes de que hiciéramos algo. Y después de eso, fue borrado de la historia y la memoria. No estoy seguro en absoluto de si recordaría incluso esto: sus iniciales, nuestra historia juntos o la forma de su cabeza, si no hubiera recibido su última carta, firmada solo con tres letras del alfabeto. Y estos son los contenidos de esa carta que encontré a finales de 1946.

 

Querido J. L. B.: El mundo está girando. Y la decadencia se vierte desde lo Metafísico. Porque es el mar infinito y sin fin más allá de la Caverna de Platón. Es real, y de alguna manera lo hemos arruinado: todos nosotros, tú y yo incluidos. No lamento nada en absoluto. Estoy orgulloso, y lo haría de nuevo, porque crecí sintiéndome indigno de mi padre y madre, y ahora, después de todas mis aventuras y hallazgos, y después del tiempo pasado en la biblioteca de mi familia, toda esa noble búsqueda y todo lo que he logrado, sé una cosa. Ya no me importa, porque ya no debería importarme, y no debería haberme importado en ese entonces. Y tú y yo... no pusimos fin a la pesadilla, tal vez ni siquiera la explicaremos (podemos tener suerte o no), pero hemos allanado el camino para futuros descubrimientos y artes. Así que, si nunca te veo de nuevo, porque realmente estoy en grave peligro, debes saber: no debes sucumbir a la desesperación. Excavaré historias perdidas y tejeré nuevas, en todas partes, incluso en esta expedición, y siempre, hasta el día en que ya no sea, y tú también deberías hacerlo, incluso si no nos encontramos de nuevo para terminar esta.

 

Atentamente, A. B. K.

Título original: Vredeti sopstvene gordosti

Traducción del serbio al inglés del autor

Traducción del inglés: Sergio Gaut vel Hartman


Relja Antonić nació el 17 de diciembre de 1988. Vive y trabaja en Šabac, Serbia, y escribe e ilustra desde hace más de 10 años. Colabora en al menos tres revistas, ha publicado relatos en varias antologías de países de la antigua Yugoslavia y es probable que se considere a sí mismo un escritor de fantasía.

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