jueves, 25 de abril de 2024

LA CARA QUE NOS MIRA DESDE EL CUADRO

 Jorge Etcheverry

 


El cuadro estaba casi terminado. No el cuadro. El relieve más bien. Usaba una base de pasta para rellenar grietas que al secarse era casi indestructible. Luego con tintas chinas, óleo o acrílicos y cera común lograba una patina que imitaba a veces una piedra casi planetaria en su antigüedad, que hubiera sido coloreada y formada en eones ya idos por alguna raza de dioses. El largo tiempo que tomaba finalizar cada una de estas obras y que incluía la benevolencia del tiempo –los días húmedos retrasaban el secado y por tanto la aplicación de la pátina final– hacía que no fueran comercialmente viables. Así y todo, esa gran figura de matices de piedra roja que miraba al espectador en primer plano era indiscutiblemente femenina, con abundantes marcas corporales genéricas, una sensual e inescrutable divinidad hindú, cuya parte posterior se complicaba y extendía en figuras vagamente animales, unas alas atrás, casi por encima. Una ciudad insinuaba ángulos bizarros en al fondo del cuadro, pero entremezclada con insinuaciones de ámbitos naturales, la mar y el cielo. De allí brotaba esa figura y en primer plano esa cara de expresión inescrutable y, sin embargo, preñada de sentidos como prestos a abalanzarse sobre quien miraba, viniendo desde el caos multiforme y fragmentario del fondo. Absorbido en su trabajo minucioso, puliendo delicadamente con paños felpudos cada ángulo, plano y curva dejaba pasar los días sin encender la televisión, ni salir a comprar periódicos, ni revisar su correo electrónico, pidiendo por teléfono comida oriental baratísima de un restaurante vietnamés del barrio chino en que vivía en un minúsculo departamento. Luego cuando comenzaba a oscurecer salía al bar más cercano y tomaba demorosamente vino o cerveza para luego volver a su cuchitril-atelier tratando de desoír los comentarios sobre la situación cada vez peor no sólo en este país, sino en el mundo cruzado por conflictos económicos y religiosos, de aniquilación ambiental y amenazas de guerras atómicas que parecía desovillar su siniestra trama con un tempo cada vez más acelerado. Esa noche despertó de repente luego de soñar con esa cara roja del relieve o cuadro, con ojos abiertos de un color oro, no con las cuencas negras y sin definir de la pintura, de alguna manera más profundas e intensas que una mirada, que le decía que ella era la Diosa Roja de lo que se venía perfilando como la trasposición en el mundo real de ese mismo fondo confuso y fragmentario de la pintura, que eran los desechos de un mundo que ella había cubierto con sus alas y que ya no era más. Y le decía que su nombre era Kali y que él era el sacerdote que la había invocado y traído a reinar, y su esposo y amante, la otra mitad de esa hierogamia que compondría ese nuevo universo oscuro y luminoso que brotaría de su unión  mientras él despertaba con el infernal estruendo que se extendía por la ciudad, medio sabiendo que era el preludio de un fin que se repetiría con mayor aceleración hasta este acabo de mundo, que la razón le susurraba no era producto de la diosa ahora con nombre desde el cuadro terminado, sino producto de la historia, de larga germinación y absolutamente independiente de lo que un pintor drogadicto bipolar pudiera conjurar desde un desván en el barrio chino de una ciudad norteamericana.


Jorge Etcheverry Arcaya, poeta, editor, editor y traductor nacido en Chile. Vive en Canadá. En Chile fue miembro de los colectivos de poesía Grupo América y Escuela de Santiago. Sus textos han sido publicados en varios países, incluyendo poesía, crítica, ficción literaria, ensayo y ciencia ficción. Sus últimos libros son Clorodiaxepóxido (Chile 2017), Canadografía: antología de prosa hispanocanadiense (Chile 2017), Los herederos (2018), Samarkanda (Canadá 2019), Outsiders (2020). Recientemente ha contribuido a las antologías Wurlitzer. Cantantes en la memoria de la poesía chilena (Chile 2018), Antología de la poesía chilena de la última década (Chile 2018), Antología mundial: la papa, seguridad alimentaria (Bolivia 2019), y Anthologie de la poésie chilienne, 26 poètes d 'aujourd'hui (Francia 2021). Entre sus últimas publicaciones en revistas se cuentan textos en La Pluma del Ganso (México 2018) y Entre Paréntesis (Chile 2022).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

BIFICCIONES (TRECE)

BRILLO DE METAL CROMADO Laura Irene Ludueña & Víctor Lowenstein   Sentado al borde de la cama hecha que no utilizaba hacía semanas...