Tanya Tynjälä
Al llegar ante la presencia de Padre, Wzn se
sintió orgulloso. No era habitual que Él llamase específicamente a un miembro
de la Sociedad. Sabía que algún gran honor le estaba reservado.
—Wzn —dijo padre con el rostro
grave—. Debes cumplir una importante misión.
Padre era el único en poseer
rasgos faciales reconocibles en la Sociedad. Quizá se debía a que era solo un
gran rostro o quizá era por algo más que los otros seres no llegaban a
comprender. En Wzn y los otros miembros de la Sociedad apenas si se adivinaba
una boca o una nariz en el semblante. Pero a ellos, al igual que a Padre, los
envolvía un halo luminoso que expresaba sus sentimientos.
—He logrado descifrar un
mensaje proveniente del tercer planeta —continuó Padre y su rostro se opacó
ligeramente. Wzn sabía que eso significaba malas noticias—. Por algún motivo,
incomprensible para nuestras mentes, han decidido invadir nuestro planeta y
destruirnos. Sabes muy bien que ellos poseen el extraño concepto de guerra y
que eso los induce a invadir territorios ajenos para apropiarse de sus
riquezas. Esto es causado por la necesidad de satisfacer otro concepto: Poder.
Al parecer ellos consideran que tener más riquezas, acrecienta su poder. —Yo sé
que esto resulta inimaginable para los miembros de nuestra Sociedad. Nuestra
evolución intelectual nos coloca muy lejos de cualquier sentimiento
beligerante. Nuestra Sociedad se encuentra basada en la paz y el equilibrio.
Sin embargo, esto no nos impide defendernos si es necesario—. He construido una
nave transportadora —continuó Padre—. En ella viajarás junto con un arma que al
ser lanzada contra el tercer planeta lo destruirá por completo. Debemos
realizar esta misión antes de que ellos lleguen. Prepárate para tu gran viaje.
—Jamás he estado en una nave
transportadora. ¿Qué es? No necesitamos transportarnos en naves. Basta con
pensar en el lugar al que queremos ir para encontrarnos de inmediato allí.
—Sin embargo, resultaría
imposible hacerlo para llegar al tercer planeta. La distancia es muy grande.
Por otro lado, no seríamos capaces de transportar el arma.
—¿Cómo utilizar la nave
transportadora? ¿Qué hacer con el arma?
—Sabes muy bien que tengo la
capacidad de grabar en tu memoria cualquier tipo de conocimiento. ¿Qué temes?
Wzn se sintió ligeramente
ofuscado.
—Es mucha la responsabilidad.
—Por eso confío en ti. Sé que
eres el más adecuado para esta misión. Ahora, mírame fijamente a los ojos.
Wzn lo miró y de inmediato
todo lo que necesitaba saber para cumplir con su cometido formaba parte de sus
conocimientos.
—Mañana partirás.
El rostro de Padre se esfumó
rápidamente, dejando a Wzn solo en el Salón de las Estrellas. Este se quedó
unos segundos inmóvil, sin saber adónde ir; luego se dirigió preocupado a su
cubículo.
Durante el trayecto no dejaba de pensar en la
mejor manera de informarle a su compañera. Era un gran honor, sin duda… pero
también un trabajo peligroso.
Mzx se encontraba preparando los
alimentos. Buscó el envase de drosófilas cantarinas para terminar de sazonar la
ensalada de lianas algodonosas (la favorita de Wzn) y encontró que apenas si
había unas pocas. Debo pasar por el abastecimiento para comprar más drosófilas,
se dijo.
En ese momento oyó ingresar a
Wzn. La luz de Mzx se acentuó por la felicidad y se dirigió al encuentro de su compañero;
tenía una importante noticia que comunicarle. Sin embargo, la intensidad de su
luz bajó al ver que Wzn tenía un ligero tinte azul, indicio de preocupación.
—Preparé lianas —dijo,
controlando sus ganas de preguntarle por la razón de su color. Prefería no
parecer entrometida. Por otro lado, no existían secretos entre ellos. Sabía que
él terminaría por contarle el motivo de su preocupación.
—Padre me recibió hoy.
Ella sabía que eso significaba
algo importante, y en su Sociedad importante era sinónimo de positivo. ¿Por qué
entonces Wzn estaba azul?
Él se acercó suavemente y enlazó
sus extremidades con las de ella.
—Tengo una grave misión que
cumplir. Muy arriesgada pero vital para todos nosotros.
Y le contó todo.
La luz de Mzx también adquirió
un tono azuloso, inclusive más intenso que el de Wzn. El jamás había salido de
la Sociedad, menos había visitado otro planeta (al igual que los otros miembros
por cierto). ¿Cómo sería capaz de viajar en una nave? No obstante ella confiaba
en que las decisiones de Padre siempre eran las más idóneas. Él se veía forzado
a actuar de manera tan radical debido a la desagradable situación creada por
los crueles seres del tercer planeta.
—¿Por qué quieren destruirnos
los seres del tercer planeta?
Era más una queja que una
pregunta. Desde niños, todos los seres de la Sociedad sabían lo peligroso que
era el tercer planeta, lleno de seres extraños e irracionales. Se le
consideraba un sub-mundo en el cual se nacía como castigo. ¿Por qué deseaban
destruirlos los seres del tercer planeta? Porque simplemente eran los seres del
tercer planeta. Nada bueno emanaba de ellos.
Comieron en silencio, Mzx se
disculpó por las pocas drosófilas en la ensalada. Wzn contestó que estaba bien,
que como todo lo que ella hacía obviamente estaba bien. Fueron a dormir sin que
ella le contase que esa mañana había recibido la autorización para encargar un
hijo, su primer hijo.
El sueño de Mzx fue interrumpido por la extraña
sensación de ser vigilada. Una débil tercera luz le indicó la presencia de alguien
más en la habitación. Sin tratar de hacer mucho ruido, despertó a su marido.
Wzn se levantó de un salto al ver a ese otro ser en su cuarto.
—No teman, no les haré daño.
Por el tono amarillento de su
luz, se podía ver que era un anciano.
—Me he atrevido a entrar aquí
pues tengo algo muy trascendental que decir en cuanto a la supuesta misión de
Padre.
El halo del anciano creció
hasta envolver a Wzn y a Mzx. De inmediato todos fueron trasladados a otro
lugar. Era una habitación extraña, llena de innumerables instrumentos que jamás
antes habían visto y de una inmensa pantalla al fondo.
—¿Dónde estamos? – Preguntó
Mzx
—Es una parte de nuestra
Sociedad de la cual nadie solo conocemos la existencia Padre y yo. Se podría
decir que aquí se inició la… “vida” de la Sociedad. Déjenme mostrarles lo que
se conoce como una película.
El anciano pasó su mano sobre
algunos de los instrumentos y la pantalla se iluminó. En ella se vio a seres
que, como Padre, tenían rasgos faciales reconocibles y como los otros seres,
tenían cuerpos. Sin embargo, los individuos de la pantalla no brillaban.
—¿Quiénes son? —volvió a
preguntar Mzx.
—Son humanos, los seres del
tercer planeta.
Los humanos vestían trajes que
parecían muy pesados, una especie de material transparente cubría sus rostros. Realmente
son irracionales, pensó Wzn. ¿Para qué visten esos trajes que al parecer les
impide moverse con facilidad?
Se encontraban en constante
actividad, moviendo pesadas cajas de lo que parecía ser un inmenso cubículo
hacia un lugar árido y polvoriento. Luego abrieron las cajas en las cuales
había piezas de metal de diversos tamaños y empezaron a unirlas.
—Y lo que están haciendo —dijo
el anciano— es ensamblar a Padre.
—No comprendo —dijo Wzn.
—Padre es lo que ellos llaman
una máquina de inteligencia artificial. Fue instalado aquí para estudiar este
planeta. Su misión era poner en funcionamiento cuerpos mecánicos llamados
robots y recoger con la ayuda de ellos muestras de terreno, con propósitos que
no soy capaz de comprender. No puedo negar que padre tiene razón al decir que
los humanos son ilógicos y belicosos. Una guerra entre ellos se inició poco
tiempo después de dejar a Padre aquí. De pronto este planeta ya no les era de
interés y por algunos años olvidaron a Padre. Quizá debido a lo que ellos
llaman aburrimiento, Padre empezó a crear un mundo en donde él era el líder,
algunos humanos objetarán que esto es imposible que ocurra con una máquina, lo
cierto es que Padre creó esta sociedad virtual en la que ahora nos encontramos.
—¿Sociedad virtual? ¡Es lo más
absurdo que he escuchado en toda mi existencia! —reaccionó Mzx—. ¡Somos reales!
¡Nacemos, envejecemos, morimos! ¿Cómo puedes decir algo así? ¡Tú no estarías
aquí si eso fuera cierto! ¡Padre no puede haberte creado! ¡Eres solo un anciano
que ha perdido la razón!
—Soy lo que los humanos llaman
el sistema de seguridad de la máquina de inteligencia artificial. Padre no
puede nada contra mí. He sido creado para que pase lo que pase, yo defienda a
los humanos.
—No es posible, no es posible —murmuró
Mzx.
—Quiéranlo o no, ustedes son
él y él está en todos los miembros de la sociedad. No tenemos cuerpo, no somos
seres vivos, apenas un reflejo de Padre. —Wzn durante todo ese tiempo
permaneció en silencio, pensando que muchas cosas que nunca comprendió sobre el
funcionamiento de la Sociedad ahora cobraban sentido—. La guerra ha terminado —prosiguió
el anciano—. Hay paz en el tercer planeta, sus sociedades vuelven a trabajar en
conjunto y han decidido volver por el material que olvidaran hace años. Pronto
vendrán a desconectar a padre.
—¿Qué significa eso? —preguntó
Wzn, rompiendo su silencio.
—Que las piezas de Padre serán
desconectadas, así él dejará de funcionar.
—¿Y qué pasará con nosotros? —agregó
Mzx alarmada.
—Al dejar de funcionar Padre,
no existiremos más. —Un pesado silencio se instaló en la habitación—. Padre ha
interceptado el mensaje proveniente del tercer planeta, en donde por cierto se
han asombrado al comprobar que después de todo este tiempo él aún muestre
signos de funcionamiento. Él realmente ha creado un arma y una nave
transportadora. Los robots funcionan aún. Te programará dentro de la nave para
que destruyas el tercer planeta. Mi deber es impedirlo, pero no puedo hacer
nada más que plantearte el problema y dejarte elegir lo que harás. Pero
recuerda, nosotros solo existimos virtualmente, mientras que los humanos tienen
realmente vida.
—Pero existimos —susurró Mzx tímidamente.
—Pero no estamos vivos —dijo
el anciano.
—¡Qué significa estar vivo!
¿Acaso no pienso, acaso no dudo, no temo? —agregó Mzx, asombrada al descubrir, por
primera vez, una faceta agresiva en sí misma.
—Quizá podamos explicarles a
los humanos quienes somos —intervino Wzn.
—Es verdad, es una opción.
Entonces ellos podrían utilizar nuestros conocimientos para su beneficio.
—Y seguiríamos siendo
individuos —dijo alegremente Wzn.
—No, solo seríamos lo que
ellos llaman información. Solo información a su servicio. La sociedad
desaparecería.
Todos volvieron a quedar en
silencio.
—Debes decidir, Wzn.
Él buscó las manos de su
esposa. Ella lo miró como nunca antes lo había hecho, con una mirada tan
penetrante que casi fue capaz de ver sus ojos.
—Destrúyelos —dijo ella firmemente—,
y salva nuestra Sociedad; ellos harían lo mismo.
—Gracias —murmuró el anciano.
Tanya Tynjälä ha seguido estudios de pedagogía en el
Instituto Superior Pedagógico de Lima y en la Universidad de Grenoble Francia.
Actualmente realiza su doctorado en filología francesa en la Universidad de
Helsinki. Ha publicado la novela de ciencia - ficción La Ciudad de los
Nictálopes y el libro de cuentos de hadas Cuentos de la princesa Malva con la
editorial NORMA. Poemas suyos han sido incluidos en la antología Canto a un
prisionero de la Editorial Poetas Antiimperialistas de América 2005, Ottawa, Canadá.
En 2003 fue nominada escritora del año para la colección Torre de Papel
Amarilla por la misma editorial Norma. En 2007 ganó el primer premio en la
categoría de monólogo teatral hiperbreve del Concurso Internacional de
Microficción «Garzón Céspedes».
