Boris Glikman
Un joven, en plena juventud, encuentra unas instrucciones extremadamente largas, complicadas y abstrusas sobre cómo construir un aparato de algún tipo. Se siente intrigado y obsesionado por estas instrucciones y dedica todas sus horas a la construcción de este artilugio, cuya función y propósito desconoce por completo y desea desesperadamente descubrir.
Pasan años mientras se esfuerza por comprender y seguir minuciosamente cada paso de las aparentemente interminables instrucciones. Tan absorto está en su tarea, que no le preocupa en absoluto el paso del tiempo.
Está convencido de que, una vez terminada la máquina, todo el trabajo y el tiempo que le ha dedicado se justificarán retrospectivamente y su vida cobrará el sentido del que ahora carece.
A veces, como recompensa por un día de duro trabajo, el hombre da rienda suelta a su imaginación y en su mente comienzan a materializarse todo tipo de escenarios maravillosos: el aparato resulta ser un vehículo capaz de viajar más rápido que la luz, o puede utilizarse para visitar el Más Allá, o acceder a universos paralelos, o un dispositivo que le permitirá cambiar el pasado, o le concederá la inmortalidad, o incluso la lámpara de un genio que cumplirá todos sus deseos. Tal vez incluso se trate de una máquina que le permita acceder a mundos física y lógicamente imposibles, como un mundo en el que el negro es blanco, 1= 0, la mentira es verdad y la vida es muerte. Finalmente, ¿y si, en efecto, se trata de instrucciones para construir a Dios?
De vez en cuando, la determinación del hombre vacila momentáneamente y le asaltan dudas fundamentales sobre lo que está haciendo. ¿Siempre estuvo destinado a descubrir las instrucciones del aparato, o fue mera casualidad que diera con ellas? ¿Fue una bendición o una maldición para él haberlas encontrado? ¿Hay otros que también construyen sus propias máquinas o él es el único que lo hace? ¿Y si, para no enfrentarse al sinsentido y la vacuidad de su propia existencia, no hace más que ocuparse de un trabajo sin sentido que nunca llegará a nada, o que desembocará en la construcción de alguna cosa mundana e insignificante?
Otras veces se pregunta si la máquina no es más que una entidad metafórica, y él no es más que un personaje de una parábola alegórica que intenta transmitir, a través de sus acciones, alguna verdad profunda y esencial sobre la existencia, una verdad ante la que, por desgracia, él mismo está ciego y no puede comprender.
Con el paso de los años, sus manos pierden destreza, su vista pierde agudeza, su espalda pierde flexibilidad y su mente se debilita. Tareas que antes apenas requerían esfuerzo físico y mental ahora exigen toda su atención y su fuerza, dejándolo exhausto.
Y así, tras el largo y arduo periodo de construcción, el componente final está listo para ser colocado en su lugar. Solo falta fijarlo con la última tuerca y el último tornillo, y el aparato estará completo. Mientras lo hace, el hombre se siente cautivado por el poderoso encanto que parece irradiar la estructura terminada. Se imagina que nunca se separará de ella para contemplar eternamente su sobrecogedora belleza.
Entonces se da cuenta de que está viviendo los últimos momentos de su existencia mortal. A medida que su visión se oscurece, ve que la máquina que ha construido durante toda su vida parece el lugar de descanso ideal y que no le queda más remedio que ubicarse en ella para toda la eternidad.
Título original: Welcome to the machine
Traducción del inglés: Sergio Gaut vel Hartman
Boris Glikman es escritor, poeta y filósofo. Las mayores influencias en su escritura son los sueños, Kafka, Borges y Dalí. Sus historias, poemas y artículos de no ficción han sido editados en revistas electrónicas y publicaciones impresas. Boris ha aparecido varias veces en la radio, incluyendo la radio nacional australiana, interpretando sus poemas e historias y discutiendo el significado de su trabajo. Dice: "Escribir para mí es una actividad espiritual del más alto grado. La escritura me da el conducto a un mundo que es inalcanzable por cualquier otro medio, un mundo que está poblado por Verdades Eternas, Preguntas Inefables y Belleza Infinita. Es mi esperanza que estas historias mías permitan al lector echar un vistazo a este universo".
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