Sergio Gaut vel Hartman
—Lote 6868 —dice Sir Rudolph-Archibal Lightfall, rematador estelar de la gran casa Sotheby’s de Londres—. Estamos ante un planeta habitado por una especie tipo 4. Se trata del quinto planeta de un sol tipo G5V, designado en el catálogo como 61 Virginis, HD 115617. Les recuerdo que 61 Virginis es una estrella en la constelación de Virgo de magnitud aparente +4,74, situada al suroeste de la brillante Spica, Alfa Virginis. Este bello mundo, prácticamente un edén, se encuentra apenas a 27,8 años luz del Sistema Solar. Desde 2009 se conoce la existencia de tres gigantes gaseosos en órbita alrededor de esta estrella, pero en 2069 la expedición multinacional comandada por Gennadi Stepanovich Gerasimov arribó al único mundo tipo Tierra de ese sistema, oficialmente denominado T139D, aunque los medios de información galácticos y las redes neurales ya lo llaman Nido de Ángeles. Su gravedad es 0.9 de la terrestre, y su atmósfera tipo OHN. Número de habitantes: aproximadamente dos mil trescientos millones. Son mansos como corderos, dóciles como alfombras persas y bellos como las madonnas que pintó Botticelli.
El subastador, que no ha podido ocultar su antigua predilección por los remates de objetos de arte superior, hace una dramática pausa para que los asistentes digieran la información preliminar y da lugar a una sesión de holoinfografías en las que se pueden observar imágenes alucinantes de prados y bosques, lagos, montañas y océanos. T139D es muy bello, bellísimo. Se oyen cuchicheos y comentarios, aunque no logro dilucidar la tendencia de los concurrentes. ¿Habrá interés? ¿Qué posibilidades ofrecerá un mundo con más de dos mil millones de criaturas vírgenes de todo adoctrinamiento?
Se prolonga la tensa pausa. Los representantes de las diversas organizaciones religiosas evalúan las condiciones ofrecidas, consultan con sus sedes pontificias, casas matrices, templos base. Transcurrido un lapso prudencial, el subastador vuelve a hablar.
—Pueden ofertar —declara—. La base es ochocientos millones de créditos.
—Ochocientos —dice Canagabí Jenené, chamán de los emberá del litoral del Pacífico colombiano.
—Novecientos —proclama Igor Evtuchenko, pastor de
—¡Mil! —exclama Monseñor Enzo Spirafuocco, representante de Su Santidad, el papa Francisco X, con la convicción de que esa suma cierra el tema. Pero no. Oigo alelado la voz del megamultitrillonario Rotchil Gates IV.
—¡Cien mil!
—¿Cuánto? —Sir Rudolph-Archibal Lightfall no logra dar crédito a lo que acaba de oír.
—¿Se está quedando sordo, Rudolph? ¿Acaso alguna vez compré alguna baratija de menor valor como para que pregunte si es posible que yo desee comprar ese mundo y sus habitantes y pagar esa suma? —Noté exasperación en los ojos y el tono del megamultitrillonario, pero eso duró unos segundos.
—¡Un trillón! —Todas las cabezas giran hacia el punto desde el que se había originado la oferta. El lama de los budistas tuvanos, el pequeño Sholban Girit-ool, de solo once años de edad, se pone de pie sobre el sillón para que toda la concurrencia pueda verlo.
—¿Habla… en serio? —balbucea Sir Rudolph-Archibal Lightfall, al borde del infarto.
—¿Va a dudar de cada oferta? —exclama Gates IV—. Un trillón y un crédito —agrega. Hay un espeso silencio que dura diez segundos, al cabo de los cuales el representante de Su Santidad, el papa, lanza la oferta definitiva.
—¡Dos trillones y acá se acaba la cosa!
Sir Rudolph traga en seco y sin esperar una oferta superadora, dice:
—Lote 6868 asignado a
En los asientos ubicados a mis espaldas, Moshe Ben-Ezra Sharum, sumo rabino de Jerusalem, y Abdul Abderramán Al-Adín, imán de La Meca y Medina, cuchichean sin demasiada mesura. Por fortuna, hablan en el nuevo dialecto neoarameo que entiendo a la perfección.
—Los naturales de ese planeta —dice el rabino— son unos esferoides pedunculados que se reproducen mediante esporas volátiles. No hay manera de circuncidarlos, el shabbat sería un absurdo en un mundo con un año de novecientos doce días y ni siquiera podemos distinguir entre varones y hembras para separarlos en los bailes de los casamientos.
—En nuestro caso —dice el imán—, admito que podrían llegar a pronunciar la shahada pero no se me ocurre cómo harían para cumplir con las oraciones diarias, cómo observarían el ayuno del Ramadán, y lo peor, cómo harían para peregrinar a
—Que se los quede el papa de Roma —dicen al unísono, y también al unísono, lanzan sendas carcajadas que generan una miríada de chistidos y gestos de reprobación.
Sergio Gaut vel Hartman es un escritor y editor argentino nacido en Buenos Aires en 1947. Entre otros, publicó los siguientes libros: Cuerpos descartables (cuentos, 1985). Las Cruzadas (ensayo, 2006), El universo de la ciencia ficción (ensayo, 2006), Espejos en fuga (cuentos, 2009), Vuelos (cuentos, 2011), Avatares de un escarabajo pelotero (novela, 2017), Otro camino (novela, 2017), La quinta fase de la Luna (cuentos, 2018), El juego del tiempo (novela, 2018), Cuerpos descartados (cuentos, 2019) y El día que llegamos a Marte (novela, 2023). Ha compilado una treintena de antologías, entre ellas Ficciones en los 64 cuadros (2004), Mañanas en sombras (2005), Tricentenario (2012), Todo el país en un libro (2014), Cien páginas de amor (2015), Minimalismos (2015), Peón envenenado (2016), Espacio austral (2016), Extravagancias (2019) y Estaño y plata (2019. Creó y coordina el TALLER 9 de escritura y el blog SINERGIA, espacio de narrativa conjetural.
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